LOS MIOMAS UTERINOS Y SU REPERCUSIÓN EN LA FERTILIDAD

LOS MIOMAS UTERINOS Y SU REPERCUSIÓN EN LA FERTILIDAD

LOS MIOMAS UTERINOS Y SU REPERCUSIÓN EN LA FERTILIDAD

El mioma es el tumor pélvico femenino más frecuente.

Hoy se estima que el 70 por ciento de las mujeres en edad reproductiva van a tener, en algún punto, cierto grado de miomatosis uterina, que variará en cuestión de si la paciente presenta o no síntomas.

Este tipo de tumores, que son benignos en el 99 por ciento de los casos, se dividen en tres grandes grupos: los que crecen en la capa más superficial del útero, como protuberancias; los que crecen en el centro del útero, en la capa muscular, que pueden ser protuberancias hacia adentro o afuera del órgano; y los que crecen hacia adentro de la cavidad uterina, que son los de mayor relevancia clínica porque son los que causan más síntomas.

Antes se creía que el mioma era una ‘bola’ cuya repercusión sobre la fertilidad era que, como tal, ocupaba cierto espacio y por lo tanto tendía a desfavorecer la implantación del embrión. No obstante, ahora se sabe que el mioma puede provocar alteraciones en la contractilidad uterina, una cualidad que permite al órgano sacar todo el flujo durante la menstruación, así como, en lo que respecta a la fertilidad, conservar los espermatozoides dentro del mismo el mayor tiempo posible. Cuando el mioma aparece, la contractilidad aumenta y, de esa manera, la receptividad y el tiempo que permanece el esperma dentro del útero no son los óptimos.

Asimismo, se sabe que los miomas secretan una sustancia que disminuye la receptividad endometrial; existen numerosos estudios que han demostrado que, en el momento en el que los miomas son retirados, la presencia de esta sustancia se normaliza o incluso desaparece, con lo cual se mejora significativamente la tasa de receptividad del endometrio al embrión.

Otra afectación importante que producen estos tumores es que cuando se encuentran en una zona más interna, provoca una malformación de la línea del endometrio, que es lo que una paciente menstrúa mes con mes, y puede propiciar hemorragias graves.

Establecido lo anterior, el impacto de la miomatosis se dividiría en dos: el que ocurre en pacientes que no desean un embarazo y el que ocurre en pacientes que sí lo desean. Para las primeras la afectación más grande es el sangrado excesivo, mientras que para las segundas es la infertilidad.

Otros síntomas incluyen, dependiendo del tamaño del mioma, distensión abdominal, constipación, estreñimiento y, en casos más graves, se puede dar que el peso del mioma aplaste los grandes vasos sanguíneos, provocando cansancio e hinchazón en piernas. También pueden aplastar la salida de los uréteres, que es por donde pasa la orina, y llegar a dilatar los riñones, lastimándolos.

La importancia de los miomas con respecto a la fertilidad radica en que estos tumores se alimentan, en parte, de la hormona femenina. Esto quiere decir que, mientras la mujer se encuentre en etapa reproductiva, el tumor irá creciendo, poco a poco y a su ritmo, y si no recibe atención, un mioma que inicialmente no ocasionaba un problema clínico, eventualmente puede ser sintomático.

Los miomas se detectan, tradicionalmente, a través de un ultrasonido endovaginal. Sin embargo, el ultrasonido no ofrece la posibilidad de evaluar qué tanto afecta el tumor internamente, por ello debe ser complementado con una histeroscopia, para conocer que tanto involucramiento hay en la cavidad uterina y las repercusiones que puede tener.

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